¡Qué País! Que pena que no seamos capaces de reaccionar sin castigo. Seguro que luego nos quejaremos de que cada vez está todo más regulado, pero es evidente que sin palo no andamos, que no somos capaces de hacer prevalecer lo razonable a lo especulativo, que nuestra cultura no tenga interiorizados los principios más elementales de la higiene financiera, pero los hechos hablan por sí solos.

La pasada semana tuve el gusto de asistir a la Cumbre Empresarial contra la Morosidad organizada por la Plataforma Multisectorial contra la Morosidad, a la que asistieron desde el Ministro Montoro que inauguró la Jornada, hasta el Secretario de Estado que la clausuró, pasando por representantes cualificados de la Comisión Europea y los portavoces de las comisiones económicas de prácticamente todos los partidos con relevancia en el arco parlamentario. ¡Qué exitazo! Gracias Antoni Cañete, Pere Brachfield y todo el resto del Equipo que nuevamente ha hecho posible un evento de la dimensión del que tuvimos ocasión de vivir.

Todos debemos remar hacia un mismo objetivo, ya que si no conseguimos racionalizar la morosidad, no vamos a poder frenar la cascada de empresas que están cayendo, víctimas de esta situación. Sin duda no es el mejor momento, deberemos afrontarlo con más sacrificio, pero el esfuerzo vale la pena!

 Y ahora ¿a qué esperamos para arrimar el hombro?

El vicio del pago tardío nos lleva inexorablemente a todas las noticias que hoy rodean a la de la Cumbre, aparte de otras como los ranking de concursos o de empresas desaparecidas que hoy las encontramos de forma demasiado frecuente. 

La racionalización en este aspecto, va a conducirnos a la posibilidad de un mayor volumen de ventas (hoy en día muy limitado por la declinante solvencia de los clientes como consecuencia de una tremenda crisis que estamos viviendo). Obvio es decir (y me avergüenza por ser tan elemental, decirlo), pero:

Si en vez de asegurar un riesgo "x" por una venta a 120 días, aseguramos el mismo riesgo por 2 ventas a 60 días, vamos a cobrar el doble de prima al tiempo que la actividad "global" a nivel de País se dobla. Además, es igualmente obvio que un eventual incidente en el cobro, lo vamos a detectar/conocer antes y por tanto tendremos muchas más posibilidades de actuación sobre el mismo y ni que decir tiene, que si se llega a la situación del siniestro (desgraciadamente inevitable en algunos casos), si tenemos implicadas nuestras ventas de 2 meses a 60 días, va a ser la mitad que si se trabaja a 120 días, ya que cuando entremos en conocimiento real de la operación tendremos implicados 4 meses de venta. 

Una labor real encaminada a la transparencia del Sistema

¿A qué esperamos para hacer una labor real encaminada a la transparencia del Sistema, como seria incluir los plazos de cobros en la información obligatoria a reflejar en las CCAA y exigir al ICAC que se defina en tal sentido frente al colectivo de auditores? Recordemos que ahora solo se exigen los plazos de pago (lo que lleva implícita la autodenuncia del incumplidor).

Por el contrario, la inclusión de los plazos reales de cobro, darían una información vital y una herramienta para que cualquier agente independiente (observatorio de la morosidad, registro mercantil, hacienda, cámaras u organizaciones empresariales), pudieran denunciar situaciones absolutamente irregulares, que en este momento por temor comercial el propio acreedor no puede sacar a la luz.

Este aspecto creo que es de vital importancia a perseguir en aras a la efectividad real del tan esperado Régimen Sancionador, al igual que debería dejarse claro de una vez por todas que "los plazos medios no valen" y es que realmente es muy fácil:

si yo pago a un proveedor que representa 1 tercio de mi compra al contado y a 49 proveedores más que representan 2/3 de mi compra a 90, ¿cómo se puede digerir que alguien pueda decir que estoy pagando a 60 días, como se ve en la mayoría de las cuentas depositadas en el RM?.

¿A qué esperamos para exigir a nuestros poderes públicos una regulación real y efectiva del reglamento de reserva de dominio como tienen nuestros socios europeos? ¿A qué esperamos para pactar con las entidades financieras una ordenación real de instrumentos de pago como el cheque, como tienen nuestros socios europeos?

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