El discurso anual sobre el Estado de la Unión de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sorprendió el pasado septiembre al dar un especial protagonismo a las pymes. Cuando muchos expertos y asesores de lo que se conoce como la «burbuja de Bruselas» esperaban una mención especial de la presidenta a la salud mental, la crisis energética y otros temas, la relevancia de las pymes en su mensaje y la sorpresa provocada demuestran una situación hasta cierto punto anómala e insólita.
Von der Leyen se comprometió a revisar la Directiva 2011/7/UE sobre Morosidad, dado que su aplicación es todavía deficiente en muchos estados miembros, encabezados por España. También prometió desarrollar un paquete de apoyo a las pymes (Relief Package), del cual todavía no se han revelado los detalles. Por fin, después de mucho incidir a través de Pimec y la Plataforma Multisectorial contra la Morosidad, parece que las pymes se sitúan por delante de la política europea, para sorpresa de muchos.
La Comisión Europea, como principal motor legislativo de la Unión Europea, se encuentra precisamente en un momento de especial actividad, o quizás de hiperactividad. El Pacto Verde Europeo, lanzado por Von der Leyen al inicio de su mandato en septiembre de 2019, prevé reducir las emisiones de CO2 en la UE en un 55% hasta el 2030 y alcanzar las emisiones cero en 2050.
Todo ello ha generado una avalancha de normas y regulaciones en muchos ámbitos, desde las estrictamente medioambientales (como la revisión de la directiva sobre energías renovables), hasta las que afectan a las obligaciones de transparencia de las empresas (propuesta de directiva sobre información en responsabilidad corporativa) y las múltiples regulaciones de perfil sectorial (sobre sostenibilidad de los edificios, textiles sostenibles, deforestación vinculada al comercio alimentario, vehículos de combustión, etiquetado y despilfarro alimentarios, directiva de packaging, etc.).
En general, la UE adopta una política de «palo» y no de «zanahoria» hacia las empresas y las pymes en particular, como Pimec y SME United han señalado repetidamente durante el mandato de Von der Leyen. En este sentido, pedimos que trabajen bajo el concepto de pensar primero en los más pequeños para poder hacer grande nuestra economía. Más allá de prohibir los motores de combustión en 2035 —un hecho que potencialmente afecta a más de 200 proveedores solo en Catalunya— o de obligar a las empresas a hacer complejas declaraciones sobre responsabilidad corporativa, finanzas sostenibles o de compromiso con los bosques, las instancias europeas y nacionales no han sido capaces de establecer mecanismos de incentivo y de ayuda sólidos para las empresas.
Mientras las pymes que por ejemplo usan materiales reciclados o reutilizados agradecerían poder beneficiarse de tipos impositivos más bajos, sobre todo del IVA, para estimular estas conductas sostenibles, los fondos Next Generation EU (NGEU) no acaban de llegar a las pymes en tiempo y forma, para fomentar las energías renovables, la eficiencia energética y el autoconsumo.
Ante las constantes reclamaciones de Pimec y SME United de reestructurar los fondos NGEU para favorecer la lucha contra la actual crisis energética, la Comisión Europea y las autoridades nacionales se escudan en la difícil reformulación de los tratados firmados y la todavía más compleja agilización de los trámites administrativos y elusión de las jerarquías funcionariales.
El paquete de apoyo a las pymes de Von der Leyen tendría que consistir en «pensar más en pequeño» a la hora de regular, en vez de la mera prohibición
El paquete de apoyo a las pymes o Relief Package anunciado por la presidenta Von der Leyen tendría precisamente que consistir en «pensar más en pequeño» a la hora de regular y legislar, favoreciendo el estímulo y el incentivo a las pymes, en vez de la mera prohibición y obligación.
Europa se encuentra sin duda en un momento complejo de su historia, habiendo superado en la última década una grave crisis financiera y una pandemia imprevisible, y ahora en plena guerra y profunda crisis energética. A cada crisis la solución de «más Europa» ha sido la fórmula adecuada y la que habría que seguir al futuro.
La UE no puede olvidar que las pymes son la base, la espina dorsal de su economía y la mejor garantía de progreso económico, cohesión social y equilibrio territorial. Una Europa que no favorezca a las pymes está empujada a convertirse en prisionera de las grandes multinacionales, mayoritariamente americanas y asiáticas, sin tejido productivo de proximidad, ecosistemas locales dinámicos ni empleo de calidad.
Las palabras de Von der Leyen son un buen punto de partida de cara al 2023 y más allá, pero ahora hay que ponerlas en práctica con medidas concretas que sitúen a las pymes en el puente de mando y en el epicentro de las políticas y regulaciones que emanen de Bruselas próximamente.
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