El observatorio que se va a crear y la factura electrónica no resolverán por sí mismas el problema para las pymes
Recuerdan la película de Hitchcock La ventana indiscreta? La cosa era más o menos así: impedido por un accidente, un fotógrafo dedica su tiempo de convalecencia a espiar a sus vecinos desde la ventana de su apartamento. El clásico fisgón, vamos. Una noche de tormenta, el mirón intuye que se ha producido un asesinato. Decide investigar lo sucedido, y una vez con los datos sobre la mesa, nuestro protagonista no para hasta poner las cosas en su sitio: esto es, al malo en manos de la justicia.
Espero me disculpen el espóiler. Me he acordado de la historia porque la actividad molesta e intrusiva del fisgón, o el observador, solo tiene utilidad cuando el objetivo es eliminar la mala conducta de los sujetos observados.
Una de las medidas estrella para reducir la morosidad que incluye el Proyecto de Ley Crea y Crece es la creación de un Observatorio Estatal de la Morosidad Privada, que establece entre sus objetivos el seguimiento de la evolución de los plazos medios de pago y el establecimiento y difusión de códigos de buenas prácticas que contribuya a generar una cultura de pagos responsable.
Es una obviedad, pero hay que decirlo: un observatorio es un lugar adecuado para realizar observaciones. En general, se recopila información para realizar diagnósticos, prever evoluciones y realizar informes que puedan servir para la toma de decisiones. Es evidente, un observatorio, en sí mismo, no arregla una situación. La explicita.
A estas alturas del partido, doce años después de la aprobación de la Ley contra la morosidad que obliga a pagar en un plazo máximo de 60 días, cualquiera sabe que la ley no se cumple. El observatorio nos aportará información adicional sobre sectores, plazos y tamaños de las empresas afectadas y los infractores. Pero lamentablemente, si la ley no ha conseguido reducir los plazos de pago, permítanme dudar de la utilidad de un código de buenas prácticas que se redactará basándose en la observación.
Siempre hemos abogado por la creación de un observatorio. Es necesario, no hace falta insistir más sobre este tema. Pero no es suficiente. Por eso siempre hemos acompañado esta medida con la necesidad de implantar un régimen sancionador que castigue las conductas ilegales en materia de pagos.
Las pymes nos preguntamos cuánto tardarán los informes del observatorio en generar una cultura de pagos responsable. La respuesta es complicada. Nuestros clásicos recurrirían al cuán largo me lo fiais, que tan bien viene al caso. Para cuando la cultura de pagos responsable incite delicadamente a los actuales infractores a comportarse según dicta la ley, es posible que muchas pymes hayan cerrado. Estamos ahora un momento clave en cuanto a la transformación digital: aspiremos a agilizar los procesos empresariales.
Otro tema importante es la ubicación y gestión del observatorio. Los meteorológicos están cargados de medios y tecnología y situados en lugares estratégicos, normalmente colocados en alto, para reducir las incidencias de la atmósfera terrestre. Y no es este un tema menor.
No todas las empresas desean que se reduzcan los plazos de pago. Hay muchas que mejoran sus ratings y sus costes gracias a pagar tarde. Esto nos hace temer que un importante conjunto de nuestro sistema empresarial esté interesado en tapar el problema y, lamentablemente, una buena parte de nuestros políticos y gestores, también. Si no fuera así, ya lo habrían arreglado. Un observatorio gestionado en un lugar inadecuado o por partes interesadas –pero con sello oficial– nos llevará a tomar como buenas informaciones sesgadas o tendenciosas. Convertiríamos a nuestro observador en un fisgón que cotillearía sobre aquello que le interesa, difundiendo chismes sobre los malos hábitos de los demás.
También incluye el proyecto de Ley Crea y Crece la implantación universal de la factura electrónica. Este es un punto clave para la gestión de pymes y autónomos. Como todo, un reglamento bien pensado, consciente de los problemas y limitaciones de los pequeños negocios, optimizará sus procesos. Sin embargo, mal diseñado, degenerará en una adicional tortura administrativa y en un incremento de sus costes.
El Proyecto de Ley Crea y Crece pretende convencernos de que la factura electrónica, entre otras cosas, es una medida eficaz para atajar la morosidad en las operaciones comerciales. Y nuevamente, las pymes y autónomos tenemos que decir que no, que esto no es así. La factura electrónica, de manera similar al observatorio, generará información sobre la trazabilidad de las operaciones comerciales. Pero, por sí misma, no reduce la morosidad. Se convertirá, igual que el Observatorio de la morosidad, en otro mirón más, que sabe todo de todos, pero carece de la capacidad de actuar para eliminar las conductas irregulares, aquellas que el proyecto de ley pretende eliminar mediante la publicación de códigos de buenas prácticas. A efectos de la morosidad, contaremos con otra magnífica atalaya desde la que un ejército de vigilantes podrá observar tranquilamente como continúa incumpliéndose la ley.
Los recursos son escasos y la necesidad inmediata. Andamos a medias tintas, apostando por opciones no resolutivas. Solo cuando hay una multa por exceso de velocidad, la información que muestra el radar de carretera es útil para que se cumplan los límites del código de circulación. No hay más.
Antoni Cañete es presidente de la Plataforma Multisectorial contra la Morosidad (PMcM)
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